12 Valores y habilidades en la consulta TFI

Curan las esencias florales y la relación terapéutica. 

12 puntos a tener en cuenta para revisar la calidad humana de nuestro servicio profesional de Terapia Floral Integrativa, y que desarrollamos a lo largo de la formación.

1. Escucha orgánica.

Escuchar con nuestro cuerpo porque es quién más registra las infinitas posibilidades. Allí es donde resuenan sus palabras, sus interrupciones, cualquier tropiezo en la narración, todo nuestro cuerpo deviniendo oreja. Es el cuerpo el que registra la atmósfera del encuentro. Una escucha que se ensancha porque sucede en una superficie de silencio interior.

La escucha orgánica es una actitud, una se prepara para colocarse en esa escucha, activamos nuestros receptores nerviosos. Sin esta escucha es difícil trabajar en consulta y formular, se tira demasiado de la mente y ello produce dudas, racionalizaciones e interrupciones de la escucha. Las esencias florales, cuando aparecen, lo hacen a partir de una información que nos da nuestro cuerpo: lo sacude una sensación, a continuación nombramos la emoción que está allí presente, y acto seguido a la esencia floral. Prueba a llevar tu atención a tu piel y órganos internos mientras escuchas, en una “ida hacia ti y vuelta hacia mi”. Registra los micro y macro impactos del decir y estar de tu consultante. Con esto trabajamos.

2. Empatía (reconocimiento)

Es la vía para construir el terapeuta una “base segura” para el paciente, desde la que pueda explorar su sentir, pensar, creer y actuar. Y así, a través de esa exploración, decir lo que no diría en ningún otro espacio, escuchar lo que no escucharía de nadie más que del terapeuta, “pensar lo que se supone que no debe pensar y sentir lo que se supone que no debe sentir” [1]Bowlby J. (1988): Una base segura. Paidós. Buenos Aires.

La empatía, a diferencia de la sintonía o resonancia emocional, no es espontánea, se construye atravesando las dificultades propias de una relación, que son muchas. Y cuando tiene lugar, se siente en el cuerpo. El contacto empático se puede describir como algo cálido que acontece en tu piel, tu garganta, tu corazón o en tu vientre. No es mente, eso es cortesía; es sensación, corporalidad. Es lo más parecido a la acogida de una buena madre, quien la tuvo lo sabe. Incluye la paciencia, el reconocimiento y la aceptación del que no juzga ni exige. La persona no tiene que ser de otro modo sino como es, sólo así podrá transformarse en “otra”. La empatía es la condición para dejar ser.

Me gusta la palabra reconocimiento, es el suelo sobre el que prospera la empatía. Te reconozco en tu subjetividad diferente a la mía. Mantengo en mi mente una representación de ti teniendo sentimientos, deseos e intenciones que te distinguen de mi; pero la diferencia no me hace huir ni borrarte. Tal es la conexión empática entre las personas que dialogan.

3. Apego seguro

El apego es necesario. El desapego es despegarse del mal apego, del que muerde, del “ni contigo ni sin ti”. El apego es seguro cuando está libre y exento de peligro o riesgo. La relación terapéutica es una relación de buen apego
Es parte de nuestro método que el TFI pueda, junto a su paciente, co-construir un apego seguro porque ese será el nuevo modelo de relación que el paciente podrá, al fin, utilizar en su vida cotidiana.

¿Qué aportamos para ello? Mucho, pero hoy destaco: un espacio estable, seguro y regular, que se mantiene sin peligro de cambiar, caer o desaparecer; que está libre de daño, y sin alteraciones grandes o bruscas.

Recordemos las santas palabras del humanismo: “la relación es lo que sana”. Y en toda relación saludable hay buen apego, eso que hace que podamos conectarnos con los demás mientras podemos estar separados de ellos.

A veces, la amorosa conexión y el buen apego son interrumpidos o nunca creados. En su lugar, permanece un hondo sentimiento de soledad y vergüenza en la que conviven una intensa necesidad de relación con iguales ganas de desaparecer.

4. Humor

El humor sorprende y, como toda sorpresa, abre una fisura en la defensa. Humor proviene del latín humoris y significa “líquido, humedad”. El humor es el arte de compartir lo fluido. Y es viveza, nos lo dijo Bergson: Lo rígido, lo preestablecido, lo mecánico, en contraste con lo flexible, con lo continuamente cambiante, con lo vivo[2]La risa. Ensayo sobre el significado de la comicidad. Henri Bergson -1899-. Ed. Montaber .

¿Cómo reírnos de ti y de mi contigo? El humor es un termómetro de la calidad del encuentro y la evolución del paciente. Cuando está, señala hacia el crecimiento de la intimidad y la confianza en la relación; ha aumentado la capacidad de auto observación, reflexión, autoestima y estima mutua. Cuando el paciente capta una broma sobre sí, o se rie de sí mismo, es que ha adquirido un dominio sobre el sentido, el símbolo y el significado de algo que antes lo perturbaba.

Pero es importante percatarse de si el humor se usa para huir o para entrar en lo que nos ocupa. Lo primero es una evitación de la dificultad, lo segundo es lo deseable. Y algo más: diferenciar si es humor o si es agresión disfrazada de “algo gracioso”. Conviene distinguirlos, el primero une, la segunda separa porque avergüenza al paciente.

Al sentido del humor lo encuadramos en el marco de las intervenciones asertivas.

Zinnia
Zinnia, el desarrollo del juego, el humor y la alegría.
5. Asertividad

Confrontar con asertividad es poder explorar con cariño y profundidad lo bueno y lo malo. Lo bueno es lo bueno para todos; lo malo es lo que es bueno sólo para unos pocos y malo para muchos. Es invitar al otro a ver más allá de lo conocido sin agredir o avergonzar.

Asertividad es la capacidad de poner en relieve lo negativo y el daño que se produce a sí mismo y al otro. Y esto sin vulnerar al paciente, sin ofenderlo; por el contrario, despertándolo a una nueva comprensión que enriquece y renueva sus posibilidades para la sana relación consigo mismo y el prójimo.
Confrontar asertivamente no es ser “sinceros” o “decirte verdades como puños”. Esto es creerse en posesión de la única verdad. En nuestro trabajo hay que aprender a ser verdaderos mientras no dañamos. Ser honesta conmigo y contigo pero sin herir con palabras o gestos; de no ser así, habré de preguntarme qué me pasa con este paciente que lo agredo, irrito, someto o avergüenzo.

6. Coraje

Coraje para sobrevivir a nuestras fallas  y vulnerabilidades. Coraje para estar sin saber ni derrumbarse tolerando la incertidumbre. Para establecer límites. Para permanecer presentes esquivando las tormentas de sentimientos que llegan directamente de los pacientes más dolidos o dañados. Animo para mantener la autoestima cuando se nos devalúa o exige mientras no se recibe lo que ofrecemos. Valentía para reconocer y gestionar la verdad en las quejas de los pacientes sobre nosotros. Para manejar los propios traumas, dolores o enfermedades mientras acogemos relatos traumáticos abrasadores, mantenemos secretos, experimentamos angustia ante la posibilidad de muerte. Coraje, en definitiva, para ver y respirar esperanza en la desesperación.

Realizar trabajo clínico es una tarea abrumadora.  Pero también es un privilegio extraordinario. La formación es tan sólo el comienzo de un esfuerzo que dura toda la vida para convertirnos en los mejores clínicos que podemos llegar a ser. Al igual que el músico, hemos de mantener nuestros instrumentos en plena forma. Pero como clínicos, nuestros instrumentos somos nosotros mismos. Tenemos la audacia y la humildad de intentar usar nuestros propios recursos cognitivos, emocionales e interpersonales para marcar una diferencia en la vida de otros (Sandra Buechler, 2015)

7. Presencia

Desarrollar la actitud de estar presente el TFI con su mente, su corazón, con todo su cuerpo. Acompañando al paciente por donde va, sin forzar ni adelantarse, como flotando por los 360 grados del espacio. Presencia es no-esfuerzo, es una atención relajada que se deja perturbar sin elegir lo más y lo menos importante. Todo importa, pero no todo perturba nuestra superficie, poco es lo que nos hace figura, y justo esa impronta es la que habremos de tomar y seguir, es la que marca el próximo paso.

Presencia es no estar en ningún otro lugar sino aquí y ahora contigo, juntas en este encuentro que es donde sucede -o puede suceder- el amor. La condición para el amor es la presencia.

8. Servicio
Chicory
Chicory (y Centaury) abordan los entresijos del buen servicio.

Nuestro trabajo tiene más valor que precio. Hay un plus de servicio desinteresado y generoso en nuestro oficio aunque cobremos honorarios -que nunca reflejarán lo que vale nuestro quehacer: ¿cuánto vale una mejor relación contigo, tus hijos, pareja, padres y amigos?-.

Servicio es también servicio gratuito. Pienso en las prácticas, en el voluntariado, en el “te doy porque sí, porque quiero, porque sufres y aquí tengo esencias florales”.

9. Curiosidad

Tratad al paciente como si fuera la primera vez que lo veis, incluso si lo vemos la semana próxima lo consideraremos un paciente nuevo” escribe Edward Bach.

La curiosidad es crucial en el tratamiento. Nos impide desgastarnos porque renueva el entusiasmo que es vitalidad.
Curiosidad es no dar nada por conocido, zanjado, trabajado, o una palabra por entendida. Si el paciente dice “siento vergüenza”, poco dice eso de él salvo que se siente excluido de la gracia de la aceptación. ¿Cómo es su vergüenza? ¿Cuándo comenzó? ¿Quienes o quién lo avergonzaba?  Hay palabras que son como puertas que nos dicen “Entra por aquí, observa, pregunta y descorre el velo”. Su vergüenza: toda una historia familiar y social con unas consecuencias, una particular interrupción del contacto, un sinfín de palabras y gestos no expresados y un daño. ¡Tanto por descubrir aún! La curiosidad lleva a la sorpresa. La curiosidad permite al TFI descubrir la novedad que aparece en cada instante del encuentro. ¿Qué dijo antes o después de decir esto o aquello? ¿Qué dice esa mano que de pronto se lleva a la boca? ¿Cuál es la conexión entre ambas narraciones? ¿Por qué esto ahora? El paciente nunca habla de lo mismo “Esto ya te lo he contado”, nos dicen. Pero nunca se dice lo mismo, nunca un encuentro es igual a otro, las palabras son distintas, los gestos, las emociones, las asociaciones también. Y algo más: despierta su curiosidad con la tuya. Contagia curiosidad.

La condición de la curiosidad es la inocencia y la humildad del terapeuta.

10. Humildad

La humildad es saber que no sé de ti, que tú sabes más. Es una actitud que el TFI pone en práctica en (1) la aceptación del proceso terapéutico personal, vale decir, ser paciente de otro TFI de un modo pautado, continuado y comprometido; (2) en la supervisión de sus casos. La idea es ser consciente el TFI de sus emociones, sentimientos, pensamientos y creencias y no mezclar sus propios contenidos con lo que refiere el paciente. En (3) el permanente estudio para el reciclaje de ideas y prácticas; (4) junto al paciente, reconociendo cuando se equivoca.

11. Sentir la naturaleza

Desarrollar y mantener el contacto con la naturaleza para así comprender lo que ofrecemos como remedio, además de vínculo y acompañamiento. Este es el corazón de la cura, desde allí entendemos la interconexión, no sólo del cliente con lo que le rodea, sino también entre todo lo que le pasa…Bach fue un ejemplo de ello y esta sensibilidad es la clave de sus maravillosas formulaciones.

12. Buen encuadre

Establecer con claridad cómo trabajamos. Horarios, espacios, descansos, ausencias, honorarios, vacaciones. El conjunto de límites dentro de los cuales se desarrolla la relación y que responden a las preguntas que se hace el TFI: ¿Cómo quiero trabajar? ¿Cuál es el contrato terapéutico que especifico en el primer encuentro? ¿Cuáles son los límites dentro de los que trabajo y que serán revisados si el paciente (o el terapeuta) los salta, los violenta o los ignora?

¿Y para qué tanto delineamiento temporo-espacial? Para darle tiempo al paciente a confiar, para cuidarlo. Recordemos lo dicho en el punto 3: Crear un suelo estable, seguro y regular, sobre el que apoyarnos ambos para dar a luz una relación nutritiva, honesta, auténtica, hospitalaria y compasiva.

Gracias por tu amable lectura.

Susana Veilati

Saber más sobre Susana Veilati 

Referencias:

Buechler, S. (2015). Marcando la diferencia en las vidas de los pacientes. La experiencia emocional en el ámbito terapéutico. Madrid, Ágora Relacional.

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Referencias

Referencias
1 Bowlby J. (1988): Una base segura. Paidós. Buenos Aires
2 La risa. Ensayo sobre el significado de la comicidad. Henri Bergson -1899-. Ed. Montaber