TFI Transpersonal: la Conciencia del Corazón
En la TFI Transpersonal, la Conciencia del Corazón es una actitud con uno mismo y el consultante.
Ego y transego en consulta
El ego del terapeuta es útil para formarse apropiadamente -cuestión que implica pasar por la experiencia que se desea trasmitir- montar una consulta, hacer publicidad de su trabajo… Pero a la hora de acompañar a otro ser humano por el contacto con defectos y virtudes es interesante aprender a asentarse en la conciencia que comienza justo en la frontera del ego con el transego.
Cuando pasamos consulta nuestro yo o ego experimenta una disolución de su rigidez que es notable para casi todos los que estamos en este extraordinario oficio. Emerge la hospitalidad de nuestro corazón que es importante que se mantenga a lo largo de todo los encuentros para abrazar de modo incondicional todo lo que surge dentro del campo de la relación que se construye entre dos. No es fácil, se necesita de un proceso terapéutico personal para ver cuándo y cómo aparece el propio ego (miedo,ira, duda, juicio), y de entrenamiento para observar cómo se juega esto en la relación terapéutica (retirándome, avalanzándome, insegurizándome).
La aparición de la primera contrariedad o inseguridad, del no saber qué hacer o decir, de la proyección de lo propio sobre el cliente o de lo del cliente sobre el terapeuta, amenaza la expansión del abrazo del corazón a lo que hay produciendo en el terapeuta una reacción de contracción. La compasión del corazón del Terapeuta se encoge y surge la inevitable desconexión que perturba la relación del terapeuta consigo mismo, y con el paciente. Aparecen los problemas en el vinculo y con ello los errores de formulación: formulaciones proyectivas (veo en el paciente lo que es propio), formulaciones no compasivas (no empatizo con el dolor del cliente), formulaciones sin criterio por el velado de la visión clara.
Práctica para realizar en consulta
Inspiro, llevo mi atención a lo que sucede en mi cuerpo, en mis emociones, en mi mente…y hago un espacio a lo que hay… sin juzgarme, sin hacer nada más que respirar, sin intentar modificar lo que siento o sensaciono. Me coloco en congruencia con el aquí y ahora: «¡Ah! esto es lo que siento ahora… Lo siento entonces..» No evito lo que hay, no intento desembarazarme de ello o que sea de otro modo… tampoco pienso sobre ello. Inspiro y hago un espacio en la conciencia de mi corazón que no juzga, no selecciona, no rechaza, que todo lo acoge… Y noto cómo aparece una paz, la paz de la aceptación de lo que hay justo en este momento. Y reposo en esa paz…sí…. siento esa paz mientras retomo el contacto compasivo con el cliente. Y me agradezco y le agradezco en silencio al paciente por haberme dado la oportunidad de expandirme con conciencia de mí misma y de él o ella. Gracias…gracias…gracias
La Lobera de Gredos, en abril, 2016