ELM. Impotencia y omnipotencia

Definiciones
En la experiencia de la impotencia no caben ciertas posibilidades: no saber, no hacer nada, o no poder con esto. Por el contrario, tengo que ser potente, mejor aún, omnipotente. Y esto, claro está, me aboca a la impotencia. Observo que mal acaba mi insistencia en poder con lo que no puedo.
Mi impotencia parte de la obligación que me impongo de poder y de no reconocer mis límites. La persona que no quiere estar en el poder no experimenta impotencia.
Impotencia es lo que me sucede cuando estoy allí sin querer aceptar lo que está pasando porque debería ser de otra manera.
Cuando estoy cayendo en la impotencia, mejor darme cuenta de que es el momento óptimo para retirarme del juego de la autoexigencia de dar la talla XXL (imposible no recordar la esencia floral ELM) o de exigirla. Ser humilde y honesta conmigo y con el otro, aceptar lo que hay, y abrir lo que sucede del modo más transparente posible.
Y así recupero mi poder, renunciando a su exceso.
En la consulta
En la “Disertación efectuada en Southport, en febrero de 1931″, Edward Bach nos recuerda que

“La prognosis de la enfermedad ya no dependerá de los signos y síntomas físicos, sino de la habilidad del paciente para corregir esta falta y armonizarse con su Vida Espiritual”.

En “Iniciación del tratamiento (1913)”, Sigmund Freud, ante la pregunta del posible paciente: ¿Cuánto habrá de durar el tratamiento?” responde como

 “Esopo al caminante que le preguntaba cuánto tardaría en llegar al final de su viaje; esto es, invitándole a echar a andar, y le explicamos tal respuesta alegando que antes de poder determinar el tiempo que habrá de emplear en llegar a la meta, necesitamos conocer su paso.”
Para ambos, el bienestar del paciente depende de su habilidad y su paso. Respiro soltando peso. Las dos referencias me descargan de la responsabilidad de sí mismo del paciente, que yo suelo colocar en mis hombros sumándola a la mía. Sólo nos cansa aquello con lo que nos cargamos. No, no puedo hacer por ti lo que tú no haces, eso sería agotador por imposible. Hay un trabajo que es tuyo. A lo sumo podremos ver para qué lo evitas y qué ganas no realizándolo.
¿Cuál es mi trabajo?
  • Mi trabajo es escucharte y apoyar tu proceso, no tus metas o tus objetivos, eso es coaching y esto es terapia.
  • Estar presente y disponible para co-crear una situación de intimidad que te sirva para crear otras en tu vida.
  • Acompañarte por la conciencia de tus sensaciones y sentimientos para que surja con claridad el paso siguiente, porque a partir de allí ya tú haces camino.
  • Clarificar límites y colaborar al descubrimiento de tu necesidad y posibilidades.
  • Que seas como eres.
  • Devolverte algunas cosas obvias por si acaso te añaden algo.
  • Intentar que no ser rompa lo que hay entre ambas atendiendo a lo difícil de esto que construimos.
  • Formular en función de todo ello.
Este tipo de contenidos, reflexiones y profundizaciones clínicamente operativas, son las que transmitimos en la formación en Flores de Bach.
Susana Veilati. TFI.
Foto: Flor de Elm.
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